Rosaura sueña y despierta una y otra vez en distintas clases sociales: aristocrática, proletaria y pequeñoburguesa. Así es como Pier Paolo Pasolini vuelve a pensar el drama “La vida es sueño” de Calderón de la Barca, donde vigilia e imaginación, realidad y ficción, se pliegan en un juego de representaciones y disputas de poder.
Sueños es una adaptación de la obra de Pasolini por Leyla Selman, dirigida por Rodrigo Pérez, en la que las escenas de un verano de 1967 se confunden con las de un invierno de 2024, y donde los sueños de Rosaura se reflejan —como en un espejo— en los propios sueños de las actrices y actores de la obra.
Solo una advertencia. Pasolini sueña con un teatro en cuya entrada hay un gran cartel en el que se lee: «se ruega no aplaudir».